viernes, 19 de agosto de 2011

    ¿Cómo no van a salir débiles los niños de hoy si lo único que hacemos con ellos es sobreprotegerlos? Recuerdo cuando aquella familia iba a cruzar el paso de peatones: la mujer tenía a su hijo rodeado con el brazo y a su vez, el marido, padre del niño, tenía la mano alzada delante de ellos cual barrera de protección. Tranquilo, no se lo va a llevar un coche por delante. El niño es mayorcito – unos doce años-. Sé que no le dejáis ni bajar a la placeta a jugar con el balón por miedo a que lo rapten. Sé que estudia en un colegio muy cerca de aquí, pero nunca fue solo. Sé que le exponéis con frecuencia las cosas negativas de la vida y se os olvida enseñarle lo bello. Sé que todo en vuestra familia está atado con cabos, todo es cuadriculado, la aspiración a la vida perfecta sin haber conocido otra, la tradición, lo que habéis de enseñar a vuestro hijo para que sea una “persona de bien”.
      Vuestra forma de educar a un niño limita, extermina los horizontes. Además conozco a muchos como vosotros, y todos coincidís en una cosa: educáis a base de prejuicios, y eso, no es ética. Luego ese niño crece, y en la época de la adolescencia, momento de la autoafirmación y por lo tanto de llevar la contraria, vivirá una crisis de identidad que le marcará para siempre si empieza a conocer cosas que no tienen nada que ver con lo que le enseñaron, y entonces se van abriendo puertas, y uno no sabe por donde tirar porque jamás le enseñaron a reconciliar la mente con el corazón, y entonces ya de adulto no tiene control sobre su cuerpo, y sufre crisis de ansiedad, y quizás conozca el Yoga y comience a reparar esos defectos que le hacen envejecer más deprisa, pero a lo mejor no lo conoce nunca, y termina por encerrarse en sí mismo, se espachurra hasta terminar convirtiéndose en una pasa con pellejo de carne humana sin saber hacer otra cosa que quejarse, sufrir por vicio, apenarse por la muerte que le va pesando en los talones...
    Otra causa de la debilidad que viene dada por la sobreprotección sustenta el punto de foco en ese niño que cumple ya los treinta, nunca ha dado palo al agua, sigue en casa de papá y mamá, es lo que hoy en día se les llama en España ni-ni (ni estudia ni trabaja), pero que a los padres les da lo mismo, porque es el único hijo, el resto son todas mujeres en casa, así que todas pendiente del nene, aunque el nene tenga los huevos negros para salir del nido y buscarse la vida. Los problemas que acarrea este tipo de sobreprotección son infinitos, sobre todo a la hora de que el nene quiere hacer vida con una mujer, porque no puede, porque no sabe, porque no le han enseñado.
     Ojalá supieran Yoga los médicos. Algún día llegará el momento en que todos nos demos cuenta de que uno mismo es el que mayor poder tiene para curarse. Mientras tanto, ojalá se interesen por el Yoga los médicos...( pongo luz en el asunto) todo tendría una calidad mayor. Ojalá supieran de Yoga también los psicoanalistas, psiquiatras, psicólogos y pedagogos, las terapias serían más efectivas. Bueno, también podríamos remediar muchas cosas si pusiéramos a disposición de los niños de hoy una educación que les hiciera más fuerte en lugar de convertirlos en gusanos de seda. Gusanos a los que no se les ha enseñado a compartir, ni a perdonar, ni a ser sinceros, ni a luchar por la justicia ni a nada. Ni siquiera se les ha enseñado a amar.
    ¿Qué? yo si he amado, y la persona que me partió el alma en dos es la que me enseñó lo que significa la palabra amor. Mis padres nunca lo hicieron, me hablaron de ello, sí, pero cuando se anuncian sólo las cosas positivas de algo no se está describiendo ese algo. Me dijeron todo lo bueno que tenía el amor, pero nunca me contaron que el amor te hace daño y que también se acaba. Tampoco me enseñaron que se puede amar a más de una persona, nunca me explicaron que el amor es universal, que cuando amas de verdad te conviertes en una persona dadora y dejas de ser receptora. Tampoco me advirtieron que para aprender a amar es menester deshacerse del Ego, que es la técnica por excelencia a través de la cual consigues fundirte con los demás sin acechos ni recelos. No me lo contaron nunca porque ellos nunca lo aprendieron.

lunes, 15 de agosto de 2011

Memoria de un desarmado

     Una pulsera de moda. Una puerta de emergencia abierta. Una biblioteca. Mi pesar... traspasé la línea, no debí dejarme llevar por semejante impulso. Aquel escrito que le dediqué abarcaba más de lo que podía dejarse caer, porque el hecho que me inducía a desgarrar las entrañas de cualquier ser vivo no era el odio, sino el regocijo de la sangre caliente desparramándose ante mi. Antes de cometer mi crimen me aseguré de que todo estaba en perfectas condiciones para no ser descubierto nunca. El sudor me caía lentamente por la sien, pero los pelillos de mi espalda se erizaban cuales púas sostiene el equino. No es por hacer daño, es por placer. No quiero enojar a nadie; ni al pueblo, ni al Gobierno, ni a esa señora que me dio la vida hace ya casi treinta años. Todo es mucho más simple: disfruto con la tortura. Soy un enamorado del dolor ajeno. Sueño con el destrozo íntegro de la mujer de verde, aún siendo la más bella... es que consigo exprimir su dulzura máxima minutos antes de hacerla desparecer.
    Las esponjas que cubrían el cielo estaban a punto de ser estrujadas cuando perdí de vista a todos aquellos estudiantes que descansaban en la puerta de la casa de los libros. O al menos eso me parecía a mí, porque el viento empezó a soplar tan fuerte, que desalojó aquellas formas indescriptibles, dejando en su lugar un hueco infinito. Las estrofas que previamente le había dedicado a la progenitora de éste y otros individuos un tanto desvinculados, se desgarraron con tanta fuerza de mis manos que no pude sostenerlas. Corrí hacia ellas con tal velocidad que las lágrimas se escapaban hacia el sentido contrario al que me dirigía. Que quede claro que no lloraba, yo soy un hombre. Es que la fuerza de aquella masa atmosférica era tan intensa, que al impactar contra mis córneas me hacían derramar el líquido que tanto irrita mi autoestima. El caso es que no pude volver a recuperar el folio. Tanto sentimiento, tanto tiempo invertido en aquel cacho de tronco disecado y manoseado, tanto amor revelado a través de mi cómplice envenenado de tinta, tanta admiración por la madre de las madres, tanto ensueño, tanta discordancia, disloque, enterramiento de un secreto óptimo, sufrimiento, terror, locura, pasión, coraje, umbría, rechazo, cariño, agonía, miseria, muerte... se perdieron junto al aire, y junto a éste también no volvieron a aparecer hasta el día del juicio.
    Las curvas de su cuerpo podían derretirme incluso en el punto mas frío de su propia esencia. Exácto, eso era lo que me perdía de ella, su esencia. La facilidad con la que es capaz de transmitir cualquier estado de ánimo. Su sencillez de mujer tierna, la complejidad con la que sostiene cada punto de su piel... deseaba amarla. Abrir cada poro de su piel con mi egoísmo. Porque sólo la quería para mí, y no simplemente eso, sino que quería verla desvanecer única y exclusivamente para mí.
    Y así fue. Una vez perdido el folio que sostenía por escrito mi acto criminal, me dirigí hacia el sendero que desemboca en sus entrañas y desenfundé los artilugios. El líquido que contenía la botella me bastaba para dañarla, pero quise hacerlo más lentamente. Desenfundé mis armas y las escondí bajo el pantalón, para que nadie pudiera verlas. Caminé deprisa, casi con la agilidad que conlleva la flaqueza de un galgo. Y cuando en lo alto del pináculo la divisé por completo, me lancé sobre ella como el león se abalanza sobre su presa. Le cogí con fuerza las manos, y pude vendarlas -al igual que los pies- para que apenas pudiera entregarse al movimiento. Cerré su boca y, como el pozo queda deshabilitado por falta de agua, yo la callé ante la inminente amenaza. Me eché sobre ella, y grité con más ímpetu que nunca que era mía. La besé, la bofeteé, la susurré cual pájaro lo hacía minutos antes de que yo llegara al agujero negro de la muerte. Le reí, le lloré, me arrodillé y le pedí perdón antes de exterminarla. Me disculpé por mi visión fatídica de la belleza encarcelada en fuego. Y entonces prendí la llama. Cada pelo de la selva del deseo desaparecía a la velocidad de un relámpago. Cada bichito que boicoteaba alrededor de los colores de la vida fueron ardiendo antes de que pudieran evitar la prematura desaparición de la cadena. Cada ramillete fue cayendo unos por uno. Y el monte se convirtió en el cohete artificial más espléndido que había visionado jamás. Y las llamas aumentaban por segundos, y en mis ojos se reflejaba hasta el inhóspito calor que envolvía cada átomo de su persona. Ella estaba muriendo, pero la belleza de aquella muerte no tenía palabras que la describiesen. En el fondo me hacía sentir bien, y para mí es lo único que cuenta en esta mierda de vida que me ha tocado soportar. ¿Y qué mas da si las cinco mil hectáreas que se desplomaban ante mi no volvieran a resucitar jamás? Yo también voy a morir algún día, al fin y al cabo, aquí todo es efímero.

jueves, 11 de agosto de 2011

Quiero ser capaz...

- Quiero ser capaz de encontrar la nada. Quiero aprender a liberarme de todo
- ¿A qué te refieres?
- Hablo de aprender a no pensar, de no retener tantos recuerdos, de no vivir en el pasado, ni en el futuro. Lo primero trae consigo la melancolía, el dolor, el sufrimiento, incluso a veces el arrepentimiento. Lo segundo trae consigo la esperanza, a veces traidora y siempre impulsora de nuestros deseos
- No entiendo qué tiene de malo el recuerdo o imaginar el futuro, eso lo hacemos todos
No todos, créeme. La mente nos está mintiendo continuamente. El pasado no vuelve, y el futuro nunca llega. Siempre es presente, y lo que yo pretendo es aprender a estar aquí y ahora. Me gustaría reducir mi concepción del tiempo sólo a eso. Entonces, podré decir que he aprendido a vivir
- ¿Me estás diciendo que el hecho de volver hacia atrás en el tiempo o adelantarse al presente es no saber vivir? Menuda tontería
- Pues sí. Y no es ninguna tontería. Si estamos teniendo esta conversación ahora, pero por dentro estás pensando en cualquier otra cosa, no se puede afirmar que estás aquí, conmigo.
Yo puedo pensar en dos cosas a la vez, y en tres. Que se me pasen otras cosas por la cabeza mientras estoy hablando contigo, no significa que no me encuentre presente, ni que no preste atención a lo que me dices, ni nada de eso
- Vale, te voy a poner un ejemplo más claro. ¿Te acuerdas de ese momento en el que no hacías más que pensar en la despedida, en vez de disfrutar el momento?
- Sí
- ¿Te acuerdas que me contaste que ni siquiera fuiste capaz de sentirte bien, porque estabas sufriendo antes de tiempo?
- ¿A dónde quieres llegar? No me gusta hablar de ello
- ¿Por qué? ¿te incomoda?
- Posiblemente
- Si te incomoda a lo mejor es porque te avergüenzas de ese estado tuyo
- No, si me incomoda hablar del tema es porque no quiero pensar en esa historia, y punto
- Mmmm... si no quieres pensar en esa historia es por algo, todo es por algo
- No creo que todo sea por algo, hay cosas que surgen sin más, no es necesaria una explicación siempre
- Vale, vale. Te estaba diciendo que no fuiste capaz de disfrutar el momento; ¿y por qué? porque te estabas adelantando a ese momento, no estabas allí, estabas encerrada en una imagen futura, en una ilusión
- No es una ilusión; es un hecho que va a cumplirse
- Sí, pero antes de que ocurra ya estás creando una imagen, y le estás dotando de unas sensaciones y de unas emociones. Quizás las despedidas no sean tan amargas como te imaginas. Quizás cuando llegue la hora de despedirse sea amarga porque tú vas dispuesta a que lo sea, no sé si me explico
- Supongo que te entiendo, pero es que lo que tú me estás contando es lo más natural del mundo. Es normal que sepas que te va a doler distanciarte de los que quieres, aunque sea para tu bien
- Ahí es donde quería llegar yo. Si es para tu bien, ¿por qué ha de dolerte? ¿No deberías sentirte feliz y afortunada? Ahora es tiempo de aprender, y eso sólo se puede hacer a solas. En este momento de tu vida lo que necesitas es hacerte, y si ese proceso lo compartes con alguien, te estás haciendo a medias
- ¿Me estás diciendo que compartir ciertos ámbitos de tu vida con alguien te hace crecer menos? ¡Ja,ja,ja,ja,ja,ja!
- En parte, sí; y si no te hace crecer menos, te hace crecer a un ritmo inferior, que para el caso, es lo mismo
- Yo creo que se te está yendo la cabeza con Nietzsche y su individualismo
- Eres tonta. Esto no tiene nada que ver con Nietzsche, bueno sí, pero ahora no viene al caso. - - Escucha, la estabilidad no es lo mismo que el equilibrio. Con la estabilidad se desemboca en el conformismo, y el conformismo puede dar tranquilidad, pero no te hace feliz, te hace creer que lo eres. Aquel que es conformista lo hace por comodidad. Pero la comodidad no da la felicidad. Quien se conforma ha dejado de imponerse metas, retos, se ha dejado atrás la curiosidad, se ha dejado a sí mismo. Por el contrario, el equilibrio sólo se encuentra buscándote a ti mismo, se necesita un proceso, un trabajo constante, un camino para dar con él. Un camino que no cesa nunca, porque reducir la imperfección es cuestión de dedicarle una vida entera, y eso es precisamente lo que yo busco
- ¿A qué te refieres exactamente cuando me hablas de conformismo? Intuyo que me estás criticando por algo, no sé, me siento aludida
- No hablo de ti en particular, hablo de las actitudes humanas en general.  Cuando hablo de conformismo me refiero al hecho de no buscar nada más, hablo de ese momento en el que mucha gente dice: “me quedo aquí”, “ya lo he visto todo” o “no necesito más”
- Pero vamos a ver, eso es positivo. Si una persona se ha comprado un piso, ¿por qué va a tener que aspirar a comprar una casa? Es bueno que se conforme con lo que tiene. Es bueno que si tiene un coche no aspire a tener dos
- Joder, tía, te hablo de algo mucho más complejo, de algo trascendental. Hablo de dejar de crecer como persona. Hablo de quedarte con tu primer trabajo, con el primer tío que pilles por ahí, con la primera y única ciudad que conociste, con los conocimientos de la universidad en la que estudiaste, y no ir más allá
- Pero a ver, si uno está bien en su primer trabajo, con el primer tío que encuentra y en la ciudad en la que nació, ¿por qué va a tener que cambiar eso? ¿a caso no se tiene estabilidad cuando se consigue el equilibrio?
- Yo creo que para alcanzar el equilibrio es necesario un esfuerzo diario, pero la estabilidad es más fácil de conseguir: con tan sólo conformarte puedes alcanzarla
- Vale, te entiendo. ¿Y qué me dices con respecto a las parejas? La estabilidad es necesaria
- Para nada. ¿Cuántas parejas conoces tú que sean estables?
- Muchas
- ¿Y cuántas de esas parejas estables están equilibradas?
- ¡Uf! Podría decir que ninguna
- Pues eso. Yo nunca he tenido pareja, nunca he llamado novio a nadie; sin embargo, he conseguido un equilibrio con alguien que para mí es muy importante. Eso es lo que merece la pena: saber ahuecar bien las piezas del Tetris. El amor que sale de la mente está contaminado
- El amor tiene de salir de un lugar mucho más profundo
- En el fondo eres más romántica de lo que quieres aparentar, pero yo te conozco bien. Sin quererlo siempre te sale la palabra amor por algún lado
- Si, soy romántica, pero mucho menos que antes
- Claro, claro. Ha disminuido considerablemente hasta que el romanticismo se vuelva a despertar en ti, o mejor dicho, hasta que alguien lo sepa despertar. Mira, yo creo que tienes discursos muy bueno, ¿sabes? Llevas razón en muchas cosas, pero todo este protocolo se te va a ir al garete en cuanto te des cuenta, algún día, de que una persona en concreto es mucho más importante para ti de lo que creías
- No estés tan segura. En la vida hay que tomar decisiones continuamente: desde que te levantas y decides tomar leche o zumo, hasta que te planteas qué vas a hacer el resto de tu vida. Lo que te quiero decir con esto es que a veces la vida te hace elegir entre una persona y lo que quieres hacer en la vida; ¡cuántos grandes nombres hacen eco en la historia precisamente por haber renunciado al amor!
- Eso es una estupidez. Por compartir ciertos aspectos de tu vida con una persona no estás renunciando a nada. Tú eres tú. La otra persona es otra. Sois dos: unos más uno es igual a dos. - No se trata de que uno más uno sea uno. El hecho de querer estar cerca de una persona no significa no poder volar. También existen grandes nombres que compartieron sus conocimientos con una persona a la que querían a nivel superior comparado con el resto
- Mira, te voy a llevar la razón en una cosa: existe una manera en la que se puede llevar una historia tal y como dices, pero con ciertos matices, y todos giran en torno a lo que yo te había dicho antes: el equilibrio, que no es lo mismo que la estabilidad. Tu problema es querer estabilidad, y eso no se puede tener en la etapa de aprendizaje, ¿me entiendes?
- Joder, ¿y cómo estás tan segura de eso? Hablas como si tuvieras las verdades absolutas
- No me malinterpretes, son opiniones, no verdades absolutas. Aunque mira, si me aprietas, podría llamar a la necesidad de aprender a solas una verdad cuasi absoluta
 - ¿Y por qué? también es bonito compartir el aprendizaje
- Depende
- ¿De qué?
- De la etapa en la que te encuentres. Has de hacerte a ti misma para poder compartirte con los demás. Tienes que alcanzar una madurez plena para ser capaz de amar y ser amado de verdad
- No estoy de acuerdo. Madurar junto a otra persona es algo bello
- Sí, puede ser bello, pero no es práctico
- Tengo miedo
- ¿De qué?
- De verme como Silvio Rodríguez en una de sus canciones...
- ¡Ja,ja,ja,ja,ja,ja! ¿Cómo?
- Sí, hay una canción que empieza diciendo: “ya viene a ser como la cuarta vez que espero, desde que sé que no vendrás más nunca (...)”
- No me seas gilipollas, la vida es muy larga. Cada uno tiene que hacer lo suyo, y las cosas siempre caen por su propio peso
- Ya, sé que hay que esperar
- Sí, no debes darle importancia al tiempo, y mucho menos al espacio. Tenemos que dejarles fluir, nada más. Por cierto, ¿a qué venía todo esto?
- Pues no sé, empezaste diciéndome que quieres aprender a encontrar la nada
- Vale, ya sé. Todo esto venía con lo del vivir aquí y ahora, con la fluidez de los hechos, ¿no?
- Creo que sí
- Bueno, al menos estaremos de acuerdo en algo...
- ¿En qué?
- En que cuando se encuentra el equilibrio nada se desestabiliza
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Eso nunca se cumple
- Entre la gravedad y la fuerza centrífuga sí. ¿Me pasas el mechero?
- Si, pero ten cuidado, que la llama es grande
- No te preocupes, no me voy a quemar

jueves, 14 de julio de 2011

martes, 12 de julio de 2011

Habla la Impotencia

Mírate. Piensas que has hecho revolución identificándote como un puntito rebelde más de las masas de Gasset, pero tan sólo eres una quimera –una creación imaginaria de ese espíritu- porque ya estás moldeado a su imagen y semejanza.
Enhorabuena. Te han dicho que vivimos en una democracia y te lo has creído, has cedido, has extendido tu brazo y has permitido que te sanen con su vacuna. No, no, no... no vivimos en una Democracia. La palabra Democracia proviene del griego: kratos (gobierno, poder) y demos (pueblo); Democracia es el poder que emana del pueblo, algo utópicos en estos tiempos que corren... no vivimos en una Democracia si entre otras cosas, el título diez de nuestra Constitución no reconoce la iniciativa popular para la reforma de la misma...
Enhorabuena a ellos también. Han aspirado, conspirado y trabajado para convertirte al automatismo haciéndote creer que eres autógeno; te han susurrado durante toda tu vida al oído que des rienda suelta a tu imaginación, pero a la vez te han prohibido fraguar y no te has dado ni cuenta; te han hecho esclavo y tus muñecas han sido los rehenes de una ley hipotecaria con un valor de tasación de más del setenta por ciento. Te han hecho experto en la sumisión, en la resignación, en el subcontrato, en el “gracias por ese trabajo precario, al menos me gano un dinerillo”; en la normalización de paraísos fiscales, en la aceptación de “si no pagas, te quito la casa, pero yo no cumplo la ley de pronto pago”, en las promesas sin cumplir, en el me comprometí al 0,7 pero no lo tengo, en “yo te bajo el sueldo pero a mí me lo subo”, en pagar las consecuencias de la especulación financiera, los efectos de una crisis que no has provocado... En definitiva, se han reído de ti en tu cara, convenciéndote de que el mundo feliz de Huxley es el próspero futuro.
Espero que maquines un cambio, que lo propongas, no sólo que lo anheles, porque esos que se abrazan con un traductor, hacen en muchos casos de su gentileza una traición. Dales la enhorabuena de mi parte. Sus Chentrails en mis cielos, su HAARP, su millón de euros diario destinado al arte de la guerra, su saber estar, su diplomacia, su cortesía, su “sí pero, no”, ese relativismo social que les caracteriza, el que sostiene que para que una pregunta tenga sentido, hay que enmarcarla dentro de las pautas de comportamiento de una sociedad; en palabras del escritor francés A. FRANCE: “La sociedad no castiga el asesinato porque éste sea malo, sino que es malo porque la sociedad lo castiga” ( para los esquimales se debe abandonar a los padres ancianos, para los europeos no).
¿Por qué me habéis hecho esto?

domingo, 10 de julio de 2011

Rebeldía paradójica: Cual Agnosticismo

Una mirada a través de un cristal y su reflejo. Ese es el impacto que genera el Hip Hop en el mundo de la comunicación y, más concretamente, en los periodistas. ¿Cómo puede un comunicador exponer una forma de vida en un artículo, reportaje o pieza audiovisual sin haberse informado previamente? Nos dicen los filósofos, desde Descartes, que hay que dudar de todo, y mucho más de la información que recibimos a diario. Hay quienes escriben sin saber qué plasman en ese folio en blanco que mientras se rellena queda más vacío aún que cuando se sacó del paquete, porque lo que dicen no tiene sentido.
Buceando en mi memoria, recuerdo que hacía como dos años, como todos los lunes, cogí, nada más entrar en la facultad, Tribuna Universitaria para ojear las novedades estudiantiles. He ahí mi sorpresa cuando divisé un reportaje titulado “Tribus Urbanas”. Me repugna el uso de esta denominación eufemística, sólo porque está de moda, porque la palabra correctamente asignada debería ser “cultura”. Al igual que me hastía por la moda infernal de eso a lo que muchos nombran “alternativo”. ¡Menuda desfachatez! ¿Qué es ser “alternativo”? ¿Hacer surf y vestir con ‘marquitas’ caras que dicen representar un estilo sólo para sacar dinero? ¿Llevar pantalones anchos y rastas porque así se es más reivindicativo? ¿Ir de “progre” sin saber nada de las utopías socialistas, comunistas o anarcosindicalistas? ¿Ir de comunista sin saber qué significado tiene el año 1848, o sin saber nada de Carlos Marx excepto el nombre? Aquí todos protestamos, denunciamos y anunciamos una ideología, pero a la hora de discutir un hecho, se queda colgando un hilo que afloja, porque en nuestra cabeza apenas hemos ordenado las ideas, y las principales ni siquiera han visitado nuestro interior.
El reportaje de prensa hablaba de algunas formas de vida: hippies, heavies, punkis, “raperos”…; de llevar una estética determinada y unas pautas morales unánimes, que sostienen el eje de todos los que giran en torno a él. Pero al artículo se le olvidó hablar a partir de datos, y lo hizo a partir de tópicos. Y a su periodista ( o intento “de”) se le olvidó una de las leyes fundamentales de quienes estudiamos el arte de informar: la documentación previa al tema del que escribiremos. Pero no pasa nada, el sol volverá a ponerse y todos dormiremos tranquilos. Al día siguiente, vamos a clase a copiar apuntes, no a pensar qué nos están contando. Y cuando pongamos el telediario no
vamos a plantearnos de qué manera nos están dando la noticia, simplemente vamos a oírlo (ni siquiera a escucharlo). Y cuando leamos algún reportaje, no nos preguntaremos si es totalmente cierto lo que nos están contando, porque en el arte de informar no cabe la mentira....
Según el reportaje: «Los raperos se diferencia por llevar gafas Arnettes, zapatillas Billaboom, pantalones anchos, un loro en el hombro y cadenas de los coches colgadas (...)». Ésta era la presentación de un “rapero”. Éste es el típico tópico no interrumpido. Ésta será la condena del Hip Hop en nuestro país. La causa: la ignorancia; la consecuencia: la distorsión. Lo que nos queda: encerrarnos en nuestro individualismo, porque es más fácil pensar que el mundo es sólo lo que nos rodea.
La búsqueda es la base que conduce al saber. Sé que todo el mundo encuadra los conceptos según convenga. Y ese no es el camino a seguir... y yo me enfado, y se refleja en mi cual agnosticismo agónico de Unamuno. ¿Y qué me queda? No quiero inculcar mi perspectiva a nadie, ni mi ideología, ni mi amor por la búsqueda de la verdad, ni lo que significa para mi el Periodismo, o el rap, o la concisión lingüística... Esto es lo único que me apetece hacer, y es mucho más sencillo: propongo una interrogación.

sábado, 9 de julio de 2011

Bienvenidos al insaciable mundo del egoismo

No quiero cuestionar los nervios de nadie, pero el inquietante comportamiento de aquella señora me sacó de quicio. Apenas había aparcado mi cansancio en el self-service de la Estación Sur de Madrid cuando sus gritos chirriaron en mis oídos: –iba yo primero, no esa sin vergüenza- . Creo recordar (y soy experta en ello), que las dos llegaron a la vez, pero bueno, no soy abogado defensor de pobres. El caso es que uno de los hechos más curiosos que observar con minuciosidad son las paradojas de la vida cotidiana. Y digo paradoja en el más amplio sentido de la palabra, en el más literal, específico y además generalizado. Esto en Madrid puede hacerse sin esfuerzo alguno, ya que son alrededor de cinco millones de personas las que viven, se desarrollan y piensan en el céntrico urbe de la península. Así que, casi sin ánimo, con sólo sentarte en cualquier plaza, cafetería, o suelo de la gran ciudad, puedes divisar el contenido humanístico que nos ha proporcionado nuestra era. 
Resulta que la señora cuya intención no iba más allá de dejar en ridículo a la chica, salió de casa aquella mañana sin la educación, la diplomacia y el saber estar que debiera caracterizar a una persona. Sin embargo, iba de punta en blanco. Y ni un pelo se le escapaba de la cabecera. Seguramente no tendría prisa ninguna, puesto que segundos antes le había escuchado hablar por teléfono con una tal Consuelo, a la que esperaba. No obstante, la chica, que se quedó medio pasmada y casi muda, reflejaba en sus ojos un estado de alteración considerable. La joven se calló, se apartó del mostrador, y le hizo un gesto elegante a la mujer madura con la mano, invitándola a pasar un puesto anterior al suyo en la cola. Por supuesto que no hubo un “gracias”, dónde íbamos a parar. La chica tardó en tener su café tan sólo dos minutos más, y la señora obtuvo una anécdota con la que aburrir a su amiga durante el tiempo que hiciese falta, dentro de lo que cabe, no era para tanto la historia; ambas habían salido por igual. 
Mientras tanto, aquel día miles de palestinos temían el aumento de control en Cisjordania por parte del gobierno israelí, donde viven 230.000 colonos y 2’4 millones de palestinos aproximadamente; y nada cambia: el ejército de los israelitas expulsa a los colonos más radicales de dos sinagogas de Gaza; la mayoría de la prensa olvida contextualizar la noticia; se reabre el debate sobre el futuro de la energía nuclear; militares españoles mueren en Afganistán; sus familias lloran; el gobierno cumple con su acto de presencia;  la oposición le achaca a éste que el Ejército no es una ONG; Batasuna  piensa en su vuelta a las instituciones; se detiene un terrorista en Torremolinos; un pesquero con 97 inmigrantes llega de la costa africana a Tenerife; miles de hectáreas arden sin apenas control; unos mueren viejos, otros acribillados, otros por el SIDA y otros calcinados; Alemania y Suiza trabajan para prevenir la gripe aviar; en África millones de personas mueren de hambre o sufren desnutrición crónica; en Hollywood el derroche de dinero tiende al infinito; unos no tienen nada y otros lo tienen todo; unos lloran y otros ríen; unos no tienen conciencia social, y el resto son engañados por los que manejan y manipulan la información. Unos piensan en un plan antiterrorista, y los más sabios se preguntan la causa del problema.  
Mientras tanto, aquel día, otros trabajaban, otros estudiaban, y los periodistas de hoy se someten a la decadencia en España. La diferencia esencial entre España y el resto de Europa radica en que rozamos tanto la ignorancia, que lo absurdo nos queda grande. Los que luchan por conseguir la verdad escasean; los futuros comunicadores apenas leen un periódico, apenas se sostienen en opiniones argumentadas, apenas si se plantean una pregunta. Los del otro bando, los que sí leen, y se documentan, y se estrujan el cerebro por llegar a conclusiones útiles no suelen tomarse en serio, porque su crudeza asusta, porque saben lo que dicen, lo que quieren y a lo que aspiran, y eso no conviene...